Dime cómo pilotas en offroad y te diré cómo eres

10 junio, 2025

Bienvenido, valiente lector, a este análisis psicológico y casi esotérico de tu personalidad sobre dos ruedas. Si crees que una horquilla invertida puede leer tu alma, o que el barro revela más de ti que cualquier test de personalidad de Instagram, entonces sigue leyendo. Vamos a desvelar los secretos ocultos tras cada derrape, trompo y caída "estilizada".

1. El caballero del ABS desconectado

Este es el tipo que llega, desconecta todo lo que huela a electrónica y te mira con superioridad moral. "La moto tiene que sentir el terreno, no ser controlada por una centralita", suelta mientras desmonta el sensor del control de tracción con una llave allen que guarda en una riñonera camuflaje.

Personalidad: Obstinado, purista, amante de los retos absurdos. Probablemente le guste el café solo, sin azúcar, y discutir sobre cuál es el único aceite correcto para una transmisión.

Nivel de riesgo: Alto. Probabilidad de despegar la moto del suelo sin querer: 97%.

 

2. El piloto Instagram

No importa cómo pilota, lo que importa es que haya una foto. Se detiene cada 200 metros para hacer una toma con el trípode, el dron, la GoPro, el estabilizador y, si se da el caso, una cabra de fondo para dar toque "rural auténtico".

Personalidad: Narcisista funcional, creativo, obsesionado con el encuadre perfecto. Suele vestir ropa offroad impoluta incluso después de una ruta de 100 km.

Nivel de riesgo: Bajo. Prefiere parecer que lo hace bien antes que ensuciarse o caerse.

3. El filosófico de la pista

Este personaje no va rápido, no va lento. Va pensando. A cada piedra le saca una metáfora y cada curva es una lección de vida. "La tracción no es más que una ilusión, como el control en nuestras vidas", te suelta mientras tú te preguntas si se ha tomado algo raro en el desayuno.

Personalidad: Profundo, a veces pedante, pero buen compañero de ruta. Siempre lleva algo de comida "orgánica" en el top case.

Nivel de riesgo: Medio. A veces se distrae con una nube con forma de biela.

4. El de la vieja escuela

Montado en una Yamaha XT600E del 94 con más kilómetros que un avión de Ryanair, este tipo no tiene GPS, sólo instinto, y una cadena medio floja. No cree en mapas, pero sí en preguntar al señor del bar más cercano.

Personalidad: Práctico, resistente, con un alma forjada en aceite y polvo. Sabe lo que hace, aunque no lo parezca.

Nivel de riesgo: Depende. Cuando va solo, se convierte en leyenda urbana.

5. El entusiasta descoordinado

Lo da todo. Pero TODO. Su moto es nueva, su equipación también, y su espíritu es invencible. Lástima que el cuerpo no le siga. Es el rey de las caídas tontas y las salidas en segunda sin querer.

Personalidad: Optimista, apasionado, inmune a la vergüenza. Nadie se lo pasa tan bien como él.

Nivel de riesgo: Constante. Pero lleva rodilleras y sonrisa.

 

6. El instructor no solicitado

Siempre sabe más que tú, aunque sea tu primera salida y él también haya estrenado moto ese día. Te da consejos que nadie pidió, y en cada parada aprovecha para una mini masterclass. Si pudiera, llevaría puntero láser.

Personalidad: Controlador, inseguro disfrazado de sabio, pero útil si se pincha una rueda.

Nivel de riesgo: Bajo, porque se centra tanto en explicarte que apenas pilota.

7. El zen del gas

Este piloto parece que flota. No sabes cómo, pero nunca lo ves sudar, ni errar una trazada. Parece salido de un anuncio de motos trail premium. Nadie sabe de dónde ha salido, pero siempre acaba delante.

Personalidad: Tranquilo, seguro, casi sobrenatural. Puede que sea mecánico de lunes a viernes o maestro de yoga los fines de semana.

Nivel de riesgo: Nulo. Es como el viento. Está ahí, pero nunca lo pillas.

8. El estratega del bar

Sale con el grupo, hace 12 km y plantea una parada táctica en el bar del pueblo para hidratarse, socializar, y comentar el terreno... que aún no ha recorrido. Sabe todas las tapas del camino.

Personalidad: Sociable, relajado, más fan de las motos que piloto. Tiene talento para la logística y encontrar cerveza fría.

Nivel de riesgo: Cero. Su mayor peligro es un ataque de risa con una caña en la mano.

 

No importa cómo pilotas. Si lo haces con pasión, respeto y algo de sentido del humor, ya tienes el espíritu trail bien metido en el cuerpo. Lo demás es barro.

Y tú... ¿en qué categoría estás? O mejor aún, ¿cuántas combinas? Porque en el fondo todos tenemos un poco del que se cae, del que posa, del que se pierde, y del que se encuentra a sí mismo entre piedras, polvo y gasolina.

Así que ya sabes: dime cómo pilotas, y te diré cómo eres. O al menos, me reiré contigo en la siguiente ruta. ¡Nos vemos en los caminos!

 

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